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Entre Julio Mantilla y Tumiri

Hoy quizás pocos recuerden quien fue Julio Mantilla. El célebre “zapato roto”. Para refrescarles un poco la memoria baste decirles que se convirtió en burgomaestre paceño de la mano de Conciencia de Patria (CONDEPA) que allá por los noventa se adueño de las Alcaldías de La Paz y El Alto. Adquirió tal apodo porque Carlos Palenque, cuando Mantilla rompió con CONDEPA, le increpo que cuando ingreso a CONDEPA vino hasta con el zapato roto, huelga decir que a partir de ahí, el slogan que utilizo en su campaña fue ese: Zapato roto.

Pero hoy no vamos a hablar de ese tema, sino de otro, no conocido por la población. En el Distrito 10, ese que va más allá de la Ciudadela Ferroviaria y gana las laderas allende el Bosquecillo existe una Avenida que lleva, llevaba, su nombre. En efecto se llamaba Julio Mantilla. La historia de porque tiene ese nombre se pierde en las brumas del tiempo. Según cuentan los vecinos, al parecer Mantilla, es el que proporciono la maquinaria para la apertura de la vía y en agradecimiento los vecinos le dieron su nombre.

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Paso el tiempo y nunca se inscribió en la planimetría tan curioso nombre, más se consolido como parte del imaginario. Sin embargo, cuando se asfalto la Avenida, se vio que ese no era un nombre apropiado por cuanto, generalmente, se da a las calles nombres de próceres que ya pasaron a mejor vida. Por tanto, había dos alternativas o cambiarlo o matar a Mantilla. Se opto por la primera porque se consideró que no era para tanto un nombre. Así se eligió a otro Julio apellidado Tumiri, célebre católico que en las peores épocas de la dictadura se atrevió a enfrentarse a la dictadura de Banzer y tantos otros militares que gustaron hacerse presidentes. Enhorabuena se dio el nombre de la Avenida, hoy tres placas en esta alejada Avenida nos recuerdan que todavía existen hombres valientes y que su memoria y enseñanzas no se han perdido. 

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Las dos fotos muestran las facetas del antes y el después de la Avenida. El 18 de agosto, en un onomástico del golpe gorila banzeril se inauguro la emblemática Avenida. Si observan con atención distinguirán a Juan del Granado, precisamente el que encarcelo a otro militar: Garcia Mesa.

Queden estas líneas como mensaje al futuro del homenaje que Max Paredes le hizo a un hombre de la talla de Tumiri.

La Paz, 30 de octubre de 2007

 

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