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Bolivia: La niña creída de la política.


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El editorial del periodico La Razon 11 de Diciembre de 2007 es necesario e importante para la coyuntura politica....

La niña creída de la política

La oposición está incumpliendo con el mandato que le confirió su electorado. Casi podría concluirse que su presencia en el actual escenario político boliviano resulta perjudicial para el equilibrio que requiere toda democracia.

El Movimiento al Socialismo (MAS) ha aprobado finalmente el proyecto de Constitución Política del Estado en una trasnochada sesión orureña con varios indicios de irregularidades, entre violaciones a la ley y a los reglamentos, y maniobras, trampas y hasta chicanerías políticas.

Lo que no hizo en un año y medio, lo resolvió en 16 horas, y el resultado es un proyecto de Constitución que innegablemente es más del MAS que del país. Por las razones que fuera, ésa es la realidad sobre la que los bolivianos tendrán que pronunciarse cuando llegue el momento de decirle Sí o No al documento, en el referéndum final.

Llama la atención la curiosa estrategia —si así merece llamarse— de la oposición política, particularmente la de Podemos, organización del ex presidente Jorge Quiroga, que por tercera vez en menos de un mes ha vuelto a exhibir sobre las tablas su papel de “niña enojada” que —como en el juego infantil— cuando ve a otros niños que no son de su agrado o intuye que las reglas tampoco le gustan, simplemente dice “yo no juego” y se va.

Eso es, exactamente, lo que ha hecho esa oposición el sábado por la noche, cuando decidió no asistir a una sesión, y actuó así de manera irresponsable con toda la población que le entregó su confianza en el momento de votar por ella en la última elección nacional.

La oposición está incumpliendo con el mandato que le confirió su electorado. Casi podría concluirse que su presencia en el actual escenario político boliviano resulta perjudicial para el equilibrio que requiere toda democracia.

Hoy, ellos ocupan el lugar llamado a ejercer una oposición responsable para equilibrar la fuerza del partido de gobierno. Pero con la actitud del “Ah no, así yo no juego” parece guardar un silencio cómplice respecto a todo lo que está pasando en el país.

Si se permite una comparación, es como un partido de fútbol, donde uno de los adversarios, el MAS, advierte la ausencia del árbitro y decide hacer goles cometiendo faltas e incluso introduciendo el balón en el arco con las manos. El otro equipo, Podemos, abandona la cancha como gesto de protesta; pero como en el campo de juego aún quedan algunos jugadores de su equipo, el partido continúa. Y ante un rival tan disminuido, el primer equipo, el MAS, decide hacer más goles, pero esta vez con el arco movido hasta la media cancha y además con los pies, porque al no tener rival enfrente ya no hace falta utilizar las manos. Al final, se proclama el resultado del partido. Una goleada, por supuesto.

Podemos hizo ese papel no en una cancha de juego, sino en el más delicado de los terrenos políticos del país, como es el de la definición de una nueva Constitución Política del Estado boliviano. Ni siquiera los dos antecedentes de la sesión de la Asamblea en un liceo militar en Sucre ni la del Congreso Nacional, el día que los masistas cercaron la plaza, donde tampoco asistieron, les sirvió de lección. ¿Qué ha logrado Podemos con esa “estrategia”? Aun si temiesen por su seguridad —cosa absolutamente improbable en lugares públicos, donde hay prensa y porque al Gobierno no le interesa sumar más muertos, menos de políticos opositores— los asambleístas y parlamentarios de Podemos debieron asistir a cumplir su obligación con el país y con quienes votaron por ellos.

¿Quién puede volver a confiar en un equipo que se sale de la cancha en pleno partido crucial y deja que el equipo rival haga goles en un arco vacío?

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